Una declaración tardía de amor
Un beso tuyo y me hubiera derretido, como un helado en el sol de Quito a mediodía. Tu piel tan blanca tenía un aroma especial y tu sonrisa picaresca me hizo rendir tantas veces. Esa boca de fresa y el cabello negro muy largo. Miro tu foto y apenas parece que han pasado 15 años desde que te vi (esa suma es la que tengo, mi memoria es una bola de estambre que se mueve a su antojo). Ocurre que apareciste de pronto entre mi lista de pendientes y las lluvias que no paran. No creo que hayamos sido Romeo y Julieta . Jamás hubiese tomado veneno por ti, ni por nadie. Para purgarme las penas, el alcohol ha sido suficiente alivio para mis tormentos. De suerte no lo supimos ni tu ni yo. Ni me transforme en ningún poeta ni tú en la diosa de mis días y noches. Sigues siendo sí, ese amor que no pudo ser. Un regalo que jamás pude abrazar. No me interesa ya si fui o no correspondido porque ya perdí. Que triste escribir lo que nunca jamás sucedió, pero anhelo. Como recuerdo t...