Quito como pasión personal
Quito parece tener dos caras. En el día es una jovencita juguetona que a veces se pone triste o de mal humor. En la noche es una dama libre que no pide consejos para vivir (no es una puta, bueno, no una puta cualquiera). Para algunos es una madre gruñona de aquellas de antaño y para otros una buena amante. Para los indiferentes quizá sea una ciudad donde únicamente se vive (solo pasa el tiempo mientras vas a trabajar). Lo cierto es que aquí se sueña y el sufrimiento puede ser intenso como el deseo. Seguramente tiene instantes felices no siendo su atuendo habitual como si lo es la nostalgia. Cuando Quito llora, a ti te crece una ansiedad por dentro. En el cielo, las nubles no te permiten ver las estrellas. Yo, del otro lado, intento un consuelo que no lo es. Hago silencio y escucho los bocinazos de la calle. La razón me advierte que tenga cuidado, pero ya estuvo bueno de darle mucho espacio a la cabeza. Este es el tiempo y es el lugar, nada puede ser mejor , como dice Jav...