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Mostrando entradas de abril, 2023

Quito como pasión personal

  Quito parece tener dos caras. En el día es una jovencita juguetona que a veces se pone triste o de mal humor. En la noche es una dama libre que no pide consejos para vivir (no es una puta, bueno, no una puta cualquiera). Para algunos es una madre gruñona de aquellas de antaño y para otros una buena amante. Para los indiferentes quizá sea una ciudad donde únicamente se vive (solo pasa el tiempo mientras vas a trabajar). Lo cierto es que aquí se sueña y el sufrimiento puede ser intenso como el deseo. Seguramente tiene instantes felices no siendo su atuendo habitual como si lo es la nostalgia.   Cuando Quito llora, a ti te crece una ansiedad por dentro. En el cielo, las nubles no te permiten ver las estrellas. Yo, del otro lado, intento un consuelo que no lo es. Hago silencio y escucho los bocinazos de la calle. La razón me advierte que tenga cuidado, pero ya estuvo bueno de darle mucho espacio a la cabeza. Este es el tiempo y es el lugar, nada puede ser mejor , como dice Jav...

Una rayuela y las ganas de ser uno mismo

Con 29 años de existencia jugué rayuela por primera vez. Lancé sin tino una piedra cualquiera esperando acertar como me indicó mi maestra. Una y otra vez hasta que logre que se quedara dentro del primer cuadro. Luego avance. Sin apostar, con la única ambición de disfrutar su compañía y el lugar. Sin pensar en la cantidad de hijueputas que destruyen este bonito país. Seguí detrás  de ella sin quitarle el primer lugar. No siendo el deporte una de mis prioridades en la vida, pisar las líneas con talento ocurrió seguido.  Había leído a Julio Cortázar y su genial obra con el título del juego. Mi maestra y La Maga tienen mucho en común, más de lo que deberían. Yo, por supuesto, únicamente puedo alardear encontrarme alguien así en mi camino. En estos días acumulados de gris aburrimiento, esta dicha de sentirme tan yo no me la quita nadie. Y aunque perdí como es mi costumbre en la vida, las risas no faltaron, sino que se desbordaron una tras otra. Con mucha inocencia, la vida duele ...

Menos balas más comunidad

  Cae la tarde y los minutos mueren uno a uno en el reloj de mi pantalla. La desazón me come las entrañas mientras a lo lejos se va el sol a dormir (mientras, Sabina le levanta la falda a la luna seguramente). En las noticias, los muertos crecen y el concepto de vacunas en las calles nos tiene jodidos. El cojudo a cargo de dirigir el país está más preocupado de su reputación que arreglar este mar de sangre.   Tal parece que solo traen de sus almenas la paz de los cementerios , como dice Ismael Serrano. Inicio con la esperanza en el último lugar porque las fuerzas para seguir creyendo están que no dan más. Y duele. Duele que tengamos temor de vivir, de seguir creyendo que otro mundo es posible . Esto parece un pozo sin fondo. Pero toca. No hay escapatoria y es necesario mojarse el poncho desde la esquina que nos corresponda. Desde este teclado no saldrá la solución al Ecuador; ya quisiera que mi recóndito espacio fuese un asidero de soluciones. Las brutalidades que me sucede...