Sendero de cholanes

 Inicia un abril como corresponde: con lluvia a montones. Detrás quedan los hermosos paisajes de los cholanes adornando el paisaje, para llegar hasta mi hogar. Ese hermoso árbol tiñendo de amarillo las tardes en el horrendo tráfico vehícular de la Simón Bolívar es un aliciente. Ese sendero ya no está y pierdo el rumbo de este barco. Hay un naufragio en la ciudad.

Y todo empieza, y todo termina también. Escribo nuevamente. Con más pena que gloria intento calar en este blog alguna frase lúcida. La vergüenza no me cabe, pues pensé al inicio que tendría al menos una entrada por mes y no ha sido así. Todo lo contrario a lo que me propuse. Nada es lo que uno quisiera. 

En fin, aquí vamos de nuevo. Esperemos mejor suerte en este retorno a las letras, tan necesarias para decir eso que esta dentro de uno y necesita de una hoja en blanco para ver la luz o la oscuridad. Siempre pienso que pese a la superioridad con la que aveces vemos "lo bueno", enrealidad afuera no lo es tanto. Todo en la vida tiene matices y eso se aprende con las caídas. No hay otro método. 

Dicho esto, supongo que volver sobre uno mismo resulta necesario. Es como verse al espejo y notar nuevas manchas o surcos en el rostro. Y siendo sincero, tampoco tenía muchas ganas de volver sobre mi y mi escritura. Porque frente al teclado ya no me puedo esconder en la comodidad de un video ligero que no me obligue a confontarme.

Pero acá estoy. Y con mucha paciencia están también quienes me aman, estoy seguro.Lo que quiero es que este regreso a escribir me ayude a quitarme el vendaje del conformismo. No será una subida en la resbaladera de la felicidad sino el salto con miedo. 

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